Kapuscinski II

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El otro día se me pasó totalmente, por eso hoy, que me he dado cuenta, he querido recordarlo. Justo el día que escribí el post sobre Ryszard Kapuscinski y su libro Ebano hacía un año que este había fallecido. Justo un año (y dos días) el tiempo que tardó en caer en mis manos su libro más famoso, y en ellas sigue.

Sigo avanzando en la lectura y cada vez más atrapado a ella. Yo creo que desde Galeano no había encontrado un autor que me hubiese tocado tanto. Diría más, diría que Kapuscinski es el Galeano europeo, o casi más bien al contrario, Galeano sería un kapusciki americano.

Periodistas con todas sus letras, de esos que muchos, entre los que me encuentro, algún día soñamos ser. Personas que han salido en busqueda de sus sueños. Kapuscinski soñaba con ser periodista en Africa, y evidentemente fue el primer enviado especial de un periodico polaco en el continente africano.

Para comprender hasta que punto ese sueño era casi más importante que su propia vida, os pongo un ejemplo. En un momento de su viaje, después de contraer la malaria en Uganda, y pasarse casi un mes en un hospital, vuelve al Congo, y al poco tiempo, aún debil contrae la tubercolisis y sin dinero para ir a un gran hospital, le recomiendan volver a Europa donde podrá curarse sin problema. Kapuscinski lejos de abandonar, decide quedarse e ir al único hospital de no pago de la ciudad, el hospital de la gente de los barrios marginales. Y todo porque si regresaba a Polonia sabe que nunca más va a poder volver a Africa.

El otro punto que me contagia para seguir leyéndolo es la sencillez con la que narra y describe. Solo alguien con una lucidez especial, alguien que realmente sabe lo que dice, lo dice tan bien. Es en ese punto tal vez donde más me recuerda a Eduardo Galeano, en lo concreto, en el no dar vueltas porque no se sabe llegar. El que sabe donde vive no da vueltas para llegar, va directo. A ellos les pasa exactamente lo mismo. Se saben el camino, que es la historia, y las piedras, que son las palabras, y así llegan a donde sólo ellos pueden llegar.

Si es que ya os lo había dicho, me ha encantado.

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